En declaraciones radiales, Di Palma sostuvo que los incrementos acumulados en los combustibles superan el 8% en apenas poco más de un mes, al tiempo que las ventas “se están derrumbando” por el deterioro del poder adquisitivo.

“El aumento del precio de manera desmedida y la caída del consumo tienen una explicación: la pérdida del poder de compra frente a valores que ya son de Europa del Norte”, describió.

Además, aseguró que esto deriva en un mercado “absolutamente deprimido” en el que el público deja de cargar combustible como deja de comprar carne, pollo o cerdo. “No puede prender la luz ni comer carne. Entonces, ¿cuál es el país que querés?”, cuestionó.

El empresario remarcó que la dinámica actual del negocio beneficia a grandes jugadores e inversores financieros, mientras expulsa a los pequeños y medianos operadores. En ese sentido, mencionó como ejemplo la decisión de la compañía Raízen de poner en venta sus activos y la aparición de grupos interesados en absorber esas estaciones. “Esa transferencia de rentas está despertando interés, pero no necesariamente para sostener la actividad en manos de quienes la trabajamos hace años”, afirmó.

Además, advirtió que el modelo económico aplicado es “insustentable” porque requiere un flujo constante de financiamiento externo. “Si necesitás 30 mil millones de dólares todos los años, estás obligando al país a depender siempre de un prestador. Llevado al límite, esto se convierte en una política odiosa que creo será rechazada por la mayoría de los argentinos”, sostuvo. Según su mirada, detrás de esta orientación hay un objetivo implícito: que la gente pierda capacidad de compra.

Respecto de los números del surtidor, Di Palma fue categórico: “Entre todo noviembre y los primeros cinco o seis días de diciembre, la nafta súper ya acumula un 8,27% de aumento”. Y alertó que esa tendencia podría continuar, erosionando aún más la demanda en un contexto en el que “cerraron hasta las fábricas de galletitas”.