
Que la salud mental no quede en discurso de campaña
Por Carina Domínguez
En estos 40 años de actividad política que he venido desarrollando de manera decente y al servio de lo que modestamente he podido hacer por los que menos tienen, he visto todo tipo de situaciones vividas en la Argentina. Hemos atravesado momentos muy difíciles y no podemos estar viviendo otro momento más difícil de lo que ya nos ha tocado vivir.
La democracia debe seguir desarrollándose en el país y para eso los hombres y las mujeres de bien debemos ponernos de acuerdo en pautas comunes.
El gobierno nacional ha sido electo democráticamente, pero debe comprender que en este estado de situación se torna cada vez más difícil convivir en la República Argentina.
La paz, la armonía y la convivencia en todo el conjunto de los argentinos debe ser el estado de situación reinante ante todo y frente a cualquier medida de gobierno.
Los partidos políticos populares, tanto el radicalismo como el peronismo -y asumo la parte de responsabilidad que me toca- tienen alguna deuda pendiente con la sociedad. Pero también digo que las grandes transformaciones que ha experimentado este país y una mejor calidad de vida la ha tenido gracias al radicalismo y al peronismo. Por lo tanto, la convocatoria a la convivencia nacional es lo que exige la hora.
Lo sucedido hoy en la Plaza de Mayo de Buenos Aires y en la zona del Congreso Nacional me entristece, porque una manifestación pidiendo que se mejoren los haberes de los jubilados no debió haber terminado con semejante represión hacia una multitud que precisamente se quería expresar sobre la situación de los jubilados.
El federalismo, o sea el respeto a todos los gobernadores de todas las provincias, la democracia que hemos sabido conseguir y los valores fundantes que ya tienen más de 200 años en la Argentina, deben ser defendidos sin importar del partido que seamos.
No queremos la destitución del Presidente de la Nación. Estamos lejos de eso. Pero decimos que deberá entender, y nosotros estamos para eso, que el nuestro es un país de 45 millones de argentinos. Queremos que al Presidente le vaya bien porque necesitamos a todo el pueblo argentino le vaya bien.
El país no es un botín de guerra sino una realización del pueblo argentino, y no creo que haya un solo ciudadano en nuestro país que desee que al Presidente la vaya mal, porque si a él le va mal, nos irá mal a todos los argentinos.
Insisto en que siento una profunda tristeza por lo ocurrido hoy y creo que toda la dirigencia política, y sobre todo de los partidos populares, debemos ponernos de pie para reconstruir esta gran Nación, hacernos cargos de los errores y ayudar a que a que el Presidente de la Nación nos escuche a todos para poner a la Argentina de pie y avanzar así en el gran camino que tenemos aún por delante y, como decía Arturo Illia, “en la gran revolución en paz que la Argentina necesita”.
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No me contestaste y tenía que hacer un trámite, pero no hay problema; chiflame y estoy.